PASTOR CORNEJO (I). LA CÁMARA OSCURA

Pastor de los Santos Cornejo. Fotografía de Carmen Torres Chaguaceda

El pasado viernes habíamos quedado con Pastor en el Zaguán del Teatro Ruiz Tatay de Zalamea la Real, para ver su exposición de fotografías estenopeicas que se anunciaba «Sin cámara». Dedicaremos más de un artículo a Pastor , ya que el encuentro dio para mucho.

PASTOR CORNEJO a sus 77 años es todo un torbellino, un magnífico comunicador y tiene una memoria de elefante. Ha sido y es profesor.

Aunque ya hacía fotografías, tuvo la ocasión estando en Barcelona, de conocerla de la mano de uno de sus alumnos que tenía un laboratorio fotográfico en casa, invitándole a que conociera cómo era el funcionamiento del proceso, fue a partir de aquello cuando “le entró el gusanillo en el cuerpo” y comenzó a invertir en materiales relacionados.

Reconoce que siempre ha tenido una inclinación por el mundo del cine, su mujer y sus hijos le ayudaron a hacerse del material necesario para poder realizar sus propias producciones. Ya en el Centro de Profesores de Sevilla, a través de unos compañeros que llevaban la fotografía, le animaron a trabajar de manera conjunta en este tema.

LA CÁMARA OSCURA

Durante la visita Pastor nos cuenta la metodología de trabajo con esta rudimentaria cámara fotográfica.

La cámara oscura es un habitáculo pintado de negro internamente y hermético para que la luz no pueda entrar. Tiene un pequeño orificio que actúa como objetivo (aconseja que sea lo más pequeño posible para conseguir definición); la lente es el aire que hay en ese hueco; el obturador es una pequeña pieza de madera que se sostiene con unas guías del mismo material. El negativo sería un trozo de papel fotográfico, que Pastor aconseja que sea con una textura que se reconozca bien dónde está la emulsión al tacto (de esta manera evitamos equivocarnos al manejarlo en la oscuridad). En cuanto al tiempo de exposición de dicho material sensible, Pastor apunta que depende del sol (30 segundos, 40 segundos) como orientación comenta, que en días nublados la exposición puede llegar a ser de 3 minutos con resultados aceptables. Es imprescindible llevar una “manga”, si se sale fuera a realizar más de una fotografía. Es una especie de chaleco hermético y negro, donde sólo se puede acceder a su interior a través de sus dos mangas, previamente, en su interior se incluyen dos cajas, una con el material impresionado y la otra con el papel virgen, de tal manera que toda la manipulación y cambios de material sensible cámara- caja estanco se realiza allí dentro a fin de no estropear el trabajo. Las distancias focales en este tipo de cámaras normalmente son pequeñas, no pensemos en grandes ángulos de visión.

Cámara oscura que Pastor presenta a los visitantes de su exposición. Fotografía de Carmen Torres Chaguaceda

Cámara oscura hecha con una lata circular. Fotografía Juana Martín

Cámara oscura hecha con una lata circular, de leche en polvo, más resistente. Fotografía Juana Martín

También nos enseña otra cámara oscura realizada con una lata circular de leche en polvo, donde la imagen obtenida parece ovalada; el secreto es la propia estructura circular de la lata a la que se amolda el papel sensible.

Cuando ya se han realizado todas las tomas, se regresa al laboratorio en que como mínimo tenemos que disponer de luz roja o amarilla adecuada para laboratorios fotográficos, también 2 cubetas, una para revelador y otra para fijador… el baño de paro se puede solucionar con el chorro de agua del grifo (Pastor reconoce que es algo trollón en el proceso), nos revela un secreto, a veces utiliza la cubeta baño de paro le echa un poco de limón.

El papel impresionado se mete primero en el revelador, luego pasa por el fijador y finalmente por el baño de paro. Luego hay que dejar secar ese papel que desde ese momento se convierte en nuestro negativo.

En el revelado, cuando la imagen “se está viniendo” (va apareciendo) y vemos que se viene más por un lado que por otro, pues hay dos procedimientos para dar solución: 1. Meter en el baño de paro la parte que se viene más, de tal manera que paramos el proceso de revelado en esa parte, y luego volver el papel de nuevo en el revelado para que continúe el revelado de la otra parte. 2. Llevar el papel que se está revelando hasta el final de la cubeta y se frota con fuerza la parte que no se viene, de esa manera provocamos calor y esto hace que el revelado sea más rápido.

Cuando se ha secado nuestro negativo, en la ampliadora y por contacto con otro papel no impresionado, se de da luz con la ampliadora y se repite el proceso con los productos químicos. Hoy en día se puede hacer este proceso con Photoshop, una vez escaneado, se le da al comando invertir y ya tenemos el positivo, que lógicamente se puede retocar con este programa.

Pastor nos habla que este tipo de imágenes logradas con la fotografía analógica, son para toda la vida, mientras que lo digital con los años lo perderemos.

A veces aparecen “fantasmas” en las imágenes, eso ocurre porque las personas fotografiadas no permanecen quietas. Pastor nos dice “aquí se cumple lo que decía el Guerra, ¡cómo te muevas no sales en la foto!”, es una realidad, para salir en una fotografía con caja oscura se tiene que estar uno muy quieto. El efecto “fantasma” sorprende a muchos de los visitantes a la exposición. Traducido a una cámara “normal” estos efectos se consiguen con velocidades lentas.